Viernes-18-julio-2011
nota:10
¡ESTOY
MUY EMOCIONADA! Me han mandado por correo una beca para la academia
de ballet más buena del mundo, he tenido que descubrir mi mentira,
pero ya me da igual. Bueno, voy a dejar el cuarto cerrado con llave,
para que Ballet-kárate no pueda entrar. ¿Y ya está? ¿Me he
deshecho de ella tan fácilmente? Bueno, eso tampoco me importa, he
hecho las maletas y mañana me voy a la escuela, en Francia. Lo único
que importa ahora es que me voy a la A.B.D.F. (Academia de Ballet
Deportiva Francesa)
Cuando
hice las maletas me obligué a sosegarme. Aún me queda lago que
hacer en casa: la puerta de detrás de la cortina. Me encerré en mi
cuarto con la excusa de coger mis cosas más personales.
Retiré
la cortina lentamente, y allí estaba la puertecita, retándome a
abrirla.
Pegué
un tirón del pomo l ver que no giraba, probé a ver si era
corredera, pero nada. No tiene cerradura, luego no tengo que buscar
ninguna llave. Emtonces me senté en el suelo, frustrada, y me apoyé
en la puerta, que se abrió lentamente como una especie de gatera,
haciéndome caer hacia atrás, estaba como en un tobogán
resbaladizo. Asustada e intentando dejar de caer. Dos segundos más
tarde, me encontraba sobre una colchoneta en medio de algún lugar
que tiene todas las ventanas y puertas tapadas, por lo que reina la
oscuridad. A tientas, me pongo de pie, y empiezo a andar hacia la
derecha buscando la pared. Cuando la encuentro, la sigo hasta
encontrar, no mucho más tarde, el interrumpor de la luz. Lo que veo
me deja asustada. Paralizada, empiezo a mirar poco a poco a mi
alrededor, y compruebo que es mi ex-cobertizo, solo que con toda
salida tapada, y forrado de fotos y artículos de periódicos. Todo
lo que había aquí dentro ha desaparecido.
En
una esquina de la habitación hay un escritorio donde se amontonan
folios y carpetas. Hay además unos auriculares, una pantalla que sin
duda es de ordenador y un flexo. Luego, en otra esquina, hay una
gran mesa blanca con unas gafas de snorkell, una bata blanca y un
monton de cajas con recipientes etiquetados. De los 39 que hay, sólo
dos están llenos.
Si
me fijo en las fotos más de cerca, aparecen casas incendiadas con
familias llamando a los bomberos, Dakota con dos bolsas llenas de
dinero, Dakota con un hombre alto y con barba, ella bailando, ella
haciendo kárate, ella con su “familia” de ahora... Los artículos
hablan de robos a bancos, incendios, agresiones y demás crímenes en
los que se acusa a Dakota. Otros artículos dicen que la tenías
atrapada, pero se escapó del reformatorio. Todos los artículos que
hablas de ella, en la pared. Me dirijo a examinar los folios y
carpetas, y con horros veo que son las cosas en las que trabaja
ahora. En los infinitos cajones hay carpetas, cada una para cada caso
que ha tratado, y en las carpetas que tiene sobre la mesa pone:
“Clara”
En
los folios hay pegadas fotos mías durmiendo, escribiendo en mi
diario, en el parque, limpiando, cerranc¡do con llave una puerta...
y también hay redactados más de cinco planes para... matarme.
Me
sentía tan asustada, que no podía esperar a irme de aquella casa,
así que subí difícilmente por el tobogán, tanteé la puerta, y la
abrí tras unos minutos de trabajo en la oscuridad.
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